jueves, diciembre 18, 2008

Cincuenta años después

La ciudad de Illapel se tiende con sus largas calles tranquilas, silenciosas, y sus casas ya comienzan a escalar los cerros que la rodean.

Hola amigos:
Cincuenta años después, he vuelto a caminar por las calles de Illapel, Salamanca, Ovalle, Coquimbo y La Serena y a transitar por los viejos senderos del recuerdo. Durante una fugaz escala en Santiago, he revivido hermosos instantes de mi infancia lejana y he proyectado en el telón, algo raído de mi memoria, imágenes de episodios vividos, junto a mi familia, en mi hogar, en Purén.
El martes 25 de noviembre, visité la interesante exposición sobre la vida y obra de Diego Rivera y Frida Kahlo, en el Centro Cultural del palacio de La Moneda. Enseguida, fui a la hemeroteca de la Biblioteca Nacional, donde solicité a un funcionario el primer número de la revista Simbad.
-¿En qué fecha circuló?
-Debió ser en septiembre de 1949, respondí.
Minutos después, su ayudante llegó con tres tomos empastados. Al hojear los ejemplares, que lucían en perfecto estado de conservación, como si hubieran salido recién de la imprenta, pasé veloz de la nostalgia a la alegría; de la fantasía a la emoción; del recuerdo a la magia de reconstruir en mi mente la querida escena familiar. Me pareció volver a leerlos, junto a mi padre y a mi hermano menor, frente a la blanca lámpara de porcelana a parafina, coronada por un largo tubo de cristal que alargaba la llama permitiéndole inundar de luz la inmensa sala del comedor. Más arriba, colgada del techo, una ampolleta mostraba tímidamente su filamento pintado de rosado suave, debido al bajo voltaje que el alumbrado domiciliario tenía en las noches.


Tal como lo recordaba, la edición número 1 tenía en su portada el dibujo del marino aventurero, sobre un fondo azul. En su parte superior, el nombre Simbad y su precio: $2. La fecha era: 8 de septiembre de 1949.

Mientras la lluvia azotaba los postigos de las ventanas y la casa crujía empujada por el viento huracanado, leíamos en voz alta las aventuras de Simbad y nuestra imaginación nos transportaba a los sitios donde nuestro héroe realizaba sus audaces y riesgosas acciones. Cada ejemplar nos regalaba nuevos capítulos de grandes obras de la literatura universal, cuentos y jocosas tiras de dibujos.
Esa tarde, dejé la Biblioteca con la cabeza llena de recuerdos que la multitud que colmaba la Alameda no lograba disipar.

La alameda Ignacio Silva atraviesa Illapel, una ciudad extendida a lo largo, entre dos cadenas de cerros.

En la mañana del jueves 27, viajé a la provincia de Choapa. Al pasar frente a La Calera recordé la noche del lunes 8 de septiembre de 1958. A las 21.00, quienes viajaban en el tren hacia el norte, eran vacunados contra la viruela, apenas compraban sus pasajes. “A mí ya me vacunaron”, aseguraban quienes temían a la inoculación. Pero, su argumento era inútil si no portaban el comprobante que lo acreditara. Apenas el largo convoy abandonaba la estación, el conductor recorría los carros pidiendo “todos los boletos y el comprobante de vacuna”. Quien carecía de él era bajado en El Melón, y debía volver a La Calera. Perdía su pasaje. En el andén, decenas de personas que habían intentado burlar a las autoridades permanecían vigiladas por Carabineros. A las 3.00 horas de la madrugada siguiente arribé a la Ciudad de los Naranjos.


En un tiempo, la alameda Ignacio Silva y la plaza de Armas fueron embellecidas por numerosos naranjos, con sus hermosas flores de azahar y, después, con sus dorados frutos. Lamentablemente, no se han re plantado los que habían sido arrancados.







Entonces, unos 11 mil habitantes vivían en esa localidad, en viviendas que cubrían unas sesenta manzanas, extendidas sobre la suave planicie del flanco oeste del río Illapel. La alameda Ignacio Silva y su amplia y hermosa plaza fueron sombreadas por frondosos árboles, entre los cuales los naranjos sobresalían con sus azahares y, después, con sus frutos. Casi todos fueron arrancados cuando se amplió la avenida en aras de la modernidad. Lamentablemente, nunca los recuperaron. Junto a algunos postes del alumbrado público o de teléfonos, vecinos de todas las edades se agrupaban para escuchar la música que los parlantes instalados por la municipalidad emitían, en las tardes. Eran muy apreciados por la población, porque en esos años la ciudad carecía de una radioemisora local. Hoy existen siete, algunas locales, como Radio Illapel, Radio Municipal y otras. En la actualidad, la comuna tiene un activo comercio, fortalecido por el progreso experimentado tras la apertura de nuevas rutas de acceso.
Ahora, mientras viajo al norte, a través de la ventanilla del bus, veo a mi derecha el río Illapel. Corre serpenteando a los pies de los cerros, bajo un cielo intensamente azul, entre las casas de los campesinos, rodeadas de árboles y huertos. Las viñas, los paltos, las innumerables especies de árboles frutales contrastan con la serranía hostil y las poderosas montañas que dominan los valles. Más allá, en grandes extensiones de tierras no cultivadas, sólo los bizarros cactus se alzan imponentes, con sus raíces clavadas en las rocas, en larga espera de la lluvia.














Del edificio donde funcionó el periódico La Opinión del Norte, de Illapel, hoy sólo queda la puerta y un retazo de su antigua fachada, en la alameda Ignacio Silva 124.

En un segundo viaje a Illapel, el 12 de abril de 1962, colaboré con La Opinión del Norte, cuyo director era don Fernando Fauda Moraga, un experimentado periodista a quien los illapelinos deben innumerables iniciativas de bien público. Ahora, cumplí mi deseo de expresarle a su viuda, señora Blanca Vega, mi admiración por ese noble y sacrificado comunicador social, enamorado de su profesión y de ese pueblo. Disfrutamos de una amable conversación, marcada por instantes cargados de emotivos recuerdos. Ella, una extraordinaria mujer, realizó durante muchos años, junto a su esposo, la hazaña de editar un periódico en una localidad que contaba con muy pocos avisadores y la competencia de otras publicaciones.

Los jacarandás, con sus flores tubulares de color azul violáceo, los ceibos y otros árboles florales, regalan sombra y belleza al transeúnte en calles y en la plaza de armas de Salamanca.
El viernes 28, fui a Salamanca, una hermosa ciudad, rica en la más variada vegetación. La mayoría de sus casas tiene sus patios llenos de árboles cargados de verdes, amarillos y dorados frutos. En sus calles, los jacarandás, con sus flores tubulares de color azul violáceo, regalan sombra y belleza al transeúnte. Diversos árboles florales, entre los que los ceibos exhiben sus rojas brasas encendidas, circundan su acogedora plaza de armas, presididos por una gigantesca antigua conífera. Habitada por unas 24 mil 500 personas, tiene muchos lugares interesantes, pero volví a Illapel antes de lo previsto, porque los buses tenían todos sus pasajes vendidos, pues los mineros viajaban a pasar el fin de semana largo a Santiago y a Valparaíso.

















Mientras recorría una de las calles de Illapel, encontré a don Pedanor Cortés, un ex minero quien vivió muchos años encorvado sobre o dentro de las áridas montañas, arañando las piedras para extraer el oro, la plata o el cobre.

A mi regreso, visité la Casa de la Cultura, frente a la plaza, donde me reuní con el escritor illapelino, Claudio Araya Villalonga, autor de “La Ciudad de los Naranjos que cantaba” y “Choapa Leyendas de mi tierra”. En sus interesantes obras, revela un original estilo y un diestro manejo del lenguaje que hacen muy grata la lectura de sus libros. Ojala, otras publicaciones suyas salgan pronto a la luz pública. El sábado, viajé a Ovalle, la perla del Limarí. Pero, sobre eso tratará la próxima historia.

5 Comments:

At noviembre 30, 2009 6:28 p. m., Blogger césar jara said...

Muy bueno Don Panchito, es recorrer esos lugares en sus palabras, un maestro para los más nuevos que trabajamos con usted. buena la foto del minero, ese rostro tiene historias, transmite emociones.
saludos...CJ

 
At agosto 18, 2016 2:15 a. m., Anonymous vitrier saint denis said...

so cute!

 
At agosto 18, 2016 3:43 a. m., Anonymous serrurier paris said...

j'ai l'honneur de visiter votre blog.

 
At septiembre 01, 2016 2:29 a. m., Anonymous http://expressdebouchage.fr/debouchage-canalisation-nanterre.html said...

Profitez bien

 
At enero 20, 2021 1:00 a. m., Blogger jasonbob said...

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